sábado, 11 de agosto de 2007

PROBLEMA FUNDAMENTAL DEL VENEZOLANO

Julio Pieraldi, de Gobierno Limitado pone algunos puntos sobre las íes en el asunto de la inseguridad personal, el rol del estado y la hipocresía de los mal llamados líderes de la oposición.

Es lamentable que la delincuencia continúe terminando vidas a diestra y siniestra, mientras la población civil espera indefensa el momento fatal en que los criminales juzguen conveniente acabar con una vida potencialmente productiva y próspera. Como ya lo han mencionado otros, no es sólo la familia Faddoul, o la Sindoni, las que tienen que sufrir en carne propia el dolor de la pérdida de un ser querido. Lamentablemente son miles las familias que cada año enfrentan estoicamente el embate del hampa común.

En vista que el problema no es reciente y que no parece haber mejorado con la llegada de la revolución, valdría la pena considerar otro tipo de soluciones. Es práctica común que ante crímenes escandalosos como los de los hermanos Faddoul se anuncien grandilocuentes planes de combate de la delincuencia, reorganización y depuración de los cuerpos policiales, cambios de énfasis hacia la prevención, colaboración con las comunidades y un largo etcétera.

Acá como anarcocapitalistas, nos planteamos el asunto en términos radicalmente diferentes y nos preguntamos ¿para qué sirve un gobierno que es incapaz de cumplir con la única función a la que se le puede sospechar una traza de legitimidad, como lo es la defensa de la seguridad personal de los ciudadanos? Creo que debería ser evidente para cualquier persona con una pizca de materia gris, que el estado venezolano ha sido completamente inefectivo en la tarea de proteger a los ciudadanos. Desde hace bastante tiempo. El problema no es de Chávez o el MVR nada más. Es un problema fundamental del modelo socialista de protección que ha imperado en Venezuela desde quién sabe cuándo.

Mientras los ciudadanos honestos permanezcan indefensos y desarmados, los criminales y los policías van a continuar haciendo de las suyas, azotando y aterrorizando a los miembros productivos de la sociedad. Ya viene siendo hora de que cada ciudadano y cada comunidad se proporcione la seguridad que crea conveniente y que pueda costear. Ya viene siendo hora que al estado se le obligue a renunciar al privilegio de ser el único ente con el derecho a armarse y protegerse.

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